Las Mil Noches y una Noche

 –a través de la edición de Joseph Charles Mardrus, vertida al castellano por Vicente Blasco Ibáñez–

SEMINARIO

    

Las Mil Noches y una Noche

 –a través de la edición de Joseph Charles Mardrus, vertida al castellano por Vicente Blasco Ibáñez–

SEMINARIO

    
 
 
 
 

Preámbulo

 


Preámbulo

 

 
 
 
 

¡Si tú vuelves tus pasos, nosotros te imitaremos! ¡Si tú cumples  tu promesa, nosotros cumpliremos la nuestra! ¡Pero si quieres escapar, no hemos de cejar hasta que te declares vencida!
Historia del pescador y el efrit, sexta noche

 

 
 

A partir de The Flying Carpet, VM Vasnetsov, 1880

El número mil es casi un sinónimo de infinito.

Las mil noches y una noche de relatos, de la boca de Gerezada o Sherezade construyen aún el día de hoy un puente infinito, desde un pasado tejido en  lejano oriente hasta nuestras letras occidentales. La recopilación de historias son un puente impermeable al tiempo y a los idiomas que lo han tocado; si bien los traductores tergiversan de vez en cuando algunos términos con la intención de acercar el símbolo a la cultura occidental, y más de una vez nos han colocado en una visión opaca de lo que se quería decir, especialmente si expurgan por pudor o por lejanía cultural  la mayoría de las historias.

Las versiones que hicieron popular el conjunto de relatos data del siglo XVII y XVIII, donde la intención era contar cuentos para niños y adolescentes, de un mundo exótico, lleno de joyas, oro y seres espirituales que ni eran dioses, ángeles o demonios, sino otra clase, más parecidos a los súbditos libres de las leyes del cuerpo (cansancio, impotencia, moralidad), que simplemente encarnan un sentido de pertenencia capaz de materializar cualquier cosa que haga falta para que los protagonistas se realicen.

En el contexto de una Europa invadida por la ciencia naciente, por un nihilismo kantiano, desprovisto de la deidad y de toda razón espiritual sobre el comportamiento del hombre, la sociedad burguesa necesitaba fantasía, paraísos imposibles, héroes de turbantes con aliados espirituales como mensajeros.

Oriente, ese lejano brillo pasado, tiene también la carga sonora del oro brillante y del amanecer. Una esperanza perdida por la naciente ciencia, la explicación científica y la pérdida de esperanza en la realeza europea. La burguesía renacentista, tuvo un refugio onírico para leer e idealizar.

Como cualquier compilación tenemos un conjunto primigenio de relatos que datan aproximadamente del año 850 a.C., en que prevalecen las narraciones de la antigua Persia, ahora Irán.

Una segunda versión integra historias de Irak, China, India, Egipto, que denotan politeísmo, una sociedad cosmopolita, el asombro de lo extraño, la magia y las revelaciones monstruosas (en el sentido de revelación de lo que rebasa lo naturalmente concebido), con las posibilidades múltiples de lo desconocido, la sorpresa y la lección inesperada. Estas historias se integran alrededor de un sentimiento de vacío, el sultán Shahriar.

Revisaremos en este seminario la compilación del francés JC Mardrus, traducido a su vez al castellano por  Vicente Blasco Ibáñez (aunque el mismo Borges confesara su preferencia por la traducción de   Rafael Cansinos Assens, publicada por M. Aguilar en México). Ambas versiones consideradas canónicas, recuperan la totalidad de historias.

 

 

 

D. Larisa J Otero

expositora