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El Saber sobre los Sacrificios: Exposición Girardiana de la Teoría Mimética
SEMINARIO

   
Preámbulo*     

Nadie es competente para analizar mis deseos personales, ni siquiera yo mismo, a no ser que los considere con la misma mirada de desconfianza con que considero los deseos de los demás. Y siempre encuentro en el punto de partida de mis deseos un modelo que he querido imitar y que se ha convertido en un rival.

René Girard (entrevistdo por Le Nouvel Observateur, 2004)

 

La escultura es un objeto del mundo. ¿Qué clase de ente es la escultura, su forma, representada en la inteligencia? Una idea, un ente que depende de nosotros para existir, de que nosotros nos la representemos, cosa que podemos hacer más o menos a voluntad. ¿Qué relación hay entre nuestra idea sobre la escultura y la escultura? Lo que les es común, lo que permite la analogía, es la posibilidad de reconocer cierta fijeza de la forma, algo inmóvil que sirve como punto de apoyo. ¿No vemos un juego imitativo? Una es representación de la otra. Ambas formas, entre las que hay una cierta identidad, difieren del resto de los entes del mundo análogamente. A aquello que es reputable como formalmente idéntico, cayendo bajo el mismo molde, y constituye un modelo, es a lo que llamamos un tipo.


Un tipo es... una representación. La perfección del tipo depende de con qué tino logre re-presentar aquello que significa: su forma original, a la que imita. ¿Y a qué especie de tipos se refiere Nietzsche en este pasaje? ¿Cuál es el referente de estos tipos, la diferencia que les es común, su identidad?


La clave para descifrar los mitos y acceder a “las cosas ocultas desde la creación” no implica buscar ningún objeto particularmente oculto: la encontramos en uno de los elementos que le son comunes a los mitos más primitivos: justamente en los crímenes de que se acusa a las divinidades arcaicas. La llave del mito ha estado ahí todo este tiempo, y no es raro que las verdades que más fácilmente se nos escapan sean precisamente aquellas que tenemos precisamente frente a nuestros ojos, como ocurre en La carta robada de Poe, o como gusta de recordar Chesterton: la mejor forma de ocultarse es aparecer a plena luz de día y frente a todos, en el café de una calle concurrida. En efecto, “la sobreabundancia de pruebas impide que nos demos cuenta de la universalidad del deseo mimético y del mecanismo sacrificial” (GIRARD, 2006a: 16), que son los temas de los que invariablemente tratan los mitos, según René Girard.

 

 

       

 


  • GIRARD, René. (2006a). Los orígenes de la cultura: conversaciones con Pierpaolo Antonello y Joao Cezar de Castro Rocha. Madrid: Editorial Trotta.

 

*Fragmentos de: ESCAMILLA González Aragón, Juan Manuel. (2013). Dios ha muerto. Lo hemos matado. –El saber sobre los sacrificios en la exposición girardiana de la teoría mimética–. (Tesis). Facultad de Filosofía y Ciencias Sociales. Universidad Panamericana. Ciudad de México.

 

  

 

 
 

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